Abstract: Due to its multiple benefits, urban trees are shown to be one of the most relevant elements in the mitigation and the adaptation of our cities of the effects of climate change. Proper management is essential to achieve maximum ecosystem services.
Arbolado e infraestructura verde
Hoy en día, ya nadie debería discutir las evidencias científicas que muestran el proceso de cambio climático en el que nos encontramos inmersos y sus consecuencias más inmediatas. Muchas ciudades han declarado la emergencia climática y ello implica la adopción de medidas urgentes para la mitigación de sus efectos y la adaptación al nuevo escenario.

En este contexto, la infraestructura verde adquiere aún más valor como elemento que contribuye a la salud pública y a la resiliencia urbana. El verde urbano ya no es solamente ornamental, hoy sabemos que es imprescindible para avanzar hacia las ciudades saludables.

Gracias a sus servicios ecosistémicos, el arbolado urbano se muestra como uno de los elementos más relevantes. Es básico dirigir bien las políticas de gestión para que realmente actúe como un elemento que aporte valor a la causa.

No se trata solamente de plantar más árboles, si no de saber cómo y dónde los plantamos, ya que ellos van a permanecer toda su vida en el mismo lugar.

Además, para conseguir un verde urbano sostenible es básico planificar de que manera se van a gestionar posteriormente.
Aspectos clave en la gestión del arbolado
1. El árbol correcto en la ubicación adecuada (Right Tree, Right Place)
El primer factor a tener en cuenta implica prever el espacio disponible para copa y raíces, analizar las características climáticas y edáficas y, posteriormente, seleccionar alguna especie que se adapte bien al lugar.


Además, debemos ser conscientes que todos los árboles, como seres vivos, tienen sus procesos de floración, fructificación, caída de hojas y posibles plagas. Todos ellos, aunque sea puntualmente, son susceptibles de causar algunas molestias que debemos conocer y valorar



Elegir el árbol adecuado en el sitio adecuado implica que, antes de plantar un árbol urbano, deberíamos estar convencidos que éste será capaz de vivir correctamente por los menos 50 años en aquel lugar.



Los errores en esta elección implican siempre unos costes enormes, tanto económicos en mantenimientos y replantación, como de imagen y seguridad.
2. El árbol en la ciudad para las personas
Una ciudad habitable en un entorno climático mediterráneo precisa que las calles, carriles bici, parques y zona de estancia dispongan de sombra donde los ciudadanos encuentren cierto confort climático en los meses más calurosos.


Actualmente, la mayor parte de las ciudades están diseñadas pensando en los coches. Las calles suelen tener mucho más espacio para los carriles de circulación que aceras para peatones y árboles, pero este paradigma ha empezado a cambiar.

En la ciudad diseñada para las personas, el árbol adquiere un rol principal por su papel en la retención de partículas contaminantes y por sus efectos como filtro de radiación, regulador de humedad y reductor de temperatura bajo su copa.

Las hojas son las principales causantes de estos efectos beneficiosos. Quizás por ello, deberíamos hablar menos del número de árboles y fijar nuestro objetivo en conseguir mayor cobertura.

3. Cobertura vegetal
El porcentaje de cobertura vegetal generada por las copas de los árboles, puede ser un primer indicador del grado de sostenibilidad y resiliencia de una ciudad. Para conseguir mayor cobertura, no es suficiente con plantar más árboles; esto debe hacerse con criterios claros y una gestión correcta.


Si aceptamos que la mayor parte de los beneficios ecosistémicos del arbolado están relacionados directamente con el follaje, resulta claro que es recomendable apostar por árboles de gran desarrollo de la copa siempre que sea posible.

Para conseguir mayor cobertura vegetal, puede resultar adecuado combinar en una misma calle o plaza, árboles de distintas especies y medidas que permitan ir cubriendo el máximo de espacio con las copas, encajándolas como si de un puzzle se tratara.


Algunas ciudades, especialmente en EEUU, se están fijando objetivos concretos de incremento del dosel vegetal para los próximos años. Con valores que actualmente no suelen llegar al 20%, se pretenden alcanzar metas mínimas del 30% y hasta el 40% y 60% de cobertura vegetal para 2030.
4. Mantenimiento a favor de la evolución natural del árbol.
En cuanto al mantenimiento del arbolado, existen muchos mitos aceptados en la jardinería antigua, que son malentendidos tradicionalmente aceptados. El más común es que los árboles precisan la poda para vivir mejor.


Los argumentos científicos de la arboricultura moderna, demuestran que debemos cesar de practicar las mutilaciones para intentar obtener árboles pequeños a partir de árboles de gran desarrollo. Las podas y tareas de mantenimiento deben dirigirse siempre a favorecer la evolución natural del árbol.

Pare ello, es necesario plantar en lugares que ofrezcan espacio suficiente a copa y raíces, elegir correctamente la especie, disponer de un suelo rico y vivo e instaurar técnicas de Gestión Integrada de Plagas.
5. Biodiversidad y ciudad saludable
El arbolado influye directamente en la mejora de la calidad de vida de las ciudades, ayudando a mitigación de los efectos de la emergencia climática, aportando múltiples beneficios ecosistémicos y tiene un importante valor ornamental.

El profesor holandés Cecil Konijnendijk, propuso la regla 3-30-300 como factor de bienestar y salud de la población. En ella se propone que todos los ciudadanos deben poder ver desde su casa al menos 3 árboles grandes, disponer un 30% de cobertura vegetal en su entorno y tener un parque a 300 metros de su domicilio.

Incluso el «Informe de riesgos globales 2020» del FEM (Foro Económico Mundia) indica que la principal amenaza para el planeta es la ambiental y cita los Espacios Verdes Urbanos como una de las soluciones para preservar la Biodiversidad, mitigar los efectos del cambio climático y ayudar a mejorar la salud física y mental de las personas.

En este contexto, el emergente concepto de Bosque Urbano (Urban Forestry) apuesta por mejorar la vida en las ciudades a partir de un arbolado sano y diverso, que consiga potenciar los beneficios a través de la Biodiversidad Urbana.

Pero un Bosque Urbano no es solamente un conjunto de árboles. El concepto hace referencia a aquella infraestructura verde encaminada a la renaturalización de la ciudad y que es capaz de brindar a los ciudadanos, el máximo de servicios ecosistémicos.
Gestión resiliente y adaptativa
Los estudios científicos apuntan que favorecer los sistemas con gran diversidad de especies, podrían presentar una mayor resiliencia y una mayor provisión de servicios ecosistémicos que los espacios con arbolado monoespecífico.

A pesar de ello, uno de los problemas de estos estudios es el largo plazo. Estamos estudiando un organismo que es más longevo que nosotros y los resultados algunas veces no son inmediatos o no son los previstos.


Frase célebre del teólogo estadounidense Elton Trueblood
En este contexto, lo resiliente debe ser la gestión de este arbolado. Esto implica que debemos ser pacientes, flexibles, ir adaptándonos y cambiar, a medida que vamos adquiriendo mayores conocimientos y acumulando más experiencias.

Los resultados de una buena gestión actual -las plantaciones de hoy- aportarán beneficios a corto plazo y sobre todo, transmitirá un buen legado a las siguientes generaciones en forma de ciudades más saludables.
Hola Josep. Muy interesante el artículo. Este es un mensaje que necesita una importante labor de divulgación e, incluso, añadiría que debería enseñarse en los colegios como parte de alguna asignatura de educación ambiental. El futuro de las ciudades depende de ello.
Un fuerte abrazo.
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Cierto Jose Luis, debemos ir difundiendo el mensaje pare entender cómo necesitamos a la infraestructura verde para mejorar nuestro futuro.
Muchas gracias por tu comentario y por tu labor de divulgación. Un fuerte abrazo!
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