El Castillo de Chantilly, una localidad cercana a París, tiene su origen en la edad media. Sin embargo, su imagen actual es consecuencia de las labores de restauración que se efectuaron en el siglo XIX.

El actual palacio, con sus extensos jardines y enormes estanques, es el quinto que ha sido levantado sobre el mismo emplazamiento, ya que el castillo acumula una larguísima historia de saqueos y destrucción.

Con una superficie de más 115 hectáreas, los jardines de Chantilly son el resultado de distintas creaciones según la moda de cada época: un espectacular jardín de estilo francés del siglo XVII, el anglo-chino del siglo XVIII y un jardín paisajista de principios del XIX.
El jardín francés

Merece especialmente la pena pasear por los jardines de estilo francés diseñados por André Le Nôtre, el gran jardinero paisajista de Luis XIV en Versalles, y observar las distintas visiones del Castillo, que parece surgir de los inmensos parterres de agua.

Le Nôtre estructuró el jardín francés a partir de dos ejes perpendiculares. El principal aparece desplazado en relación al castillo y su articulación se produce a partir de una estatua ecuestre situada con precisión en la intersección.


Este aspecto, totalmente singular en el jardín francés, permite dirigir a los visitantes hacia el castillo con naturalidad y elegancia, a la vez que les permite admirar la inmensidad del dominio.


Quizás sea esta singularidad gestual la que motivó que Le Nôtre manifestara una predilección especial por estos jardines, a los que profesaba un afecto singular.

El jardín francés representa siempre el triunfo del orden sobre el desorden y de la cultura sobre la naturaleza salvaje. Por eso, el bosque es expulsado a los límites y en el centro del jardín, la naturaleza controlada y las estatuas muestran el dominio del hombre.


De aquí la teatralidad de un jardín que busca sorprender al visitante a partir de un juego de perspectivas que parece extenderse hasta el infinito.

Chantilly es sin duda el jardín francés que tiene los estanques más grandes y destaca por la gran cantidad de fuentes, algunas de las cuales poseen chorros que se elevan hasta cinco metros de altura.

Además la abundancia de agua en la finca propició que el Gran Canal se extendiese hasta 2,5 km de largo, unos 600 metros más que el de Versalles.
El jardín romántico

Desde el lateral del Chateau podemos observar también el jardín romántico, diseñado siguiendo cánones más paisajistas y que contiene algunas construcciones situadas de forma estudiada para poder ser descubiertas desde ciertas perspectivas.

Es un jardín dedicado al amor -donde encontramos el templo de Venus y la isla del Amor- en el que se mezclan las estructuras de hierro con figuras clásicas, una de las cuales simboliza la estatua del Amor.

Especialmente visible y llamativo es el templo de Venus, al que podemos acceder atravesando un pequeño puente de piedra.

En el sector oriental, se construyó el denominado jardín anglo-chino, donde los elementos más importantes son la montaña de piedra, con el estanque rectangular, y la aldea formada por construcciones populares.

A pesar que el jardín baroco es realmente el más espectacular, en Chantilly cada espacio tiene un interés histórico y compositivo, hasta el punto que el conjunto formado por los distintos jardines constituye un auténtico museo al aire libre.
Ubicación: https://goo.gl/maps/jwPyk9gySg694p6h9
Hay jardines que cuentan historias y los Jardines del Chateau de Chantilly es uno de ellos. Una visita muy ilustrativa, aunque sea de manera virtual.
Un saludo Josep.
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Lo has contado estupendamente Jose Luís, es un jardín muy teatral, con una puesta en escena impresionante. Un saludo!
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Cada jardín tiene una intención e identidad propia los cuales hablan en sus detalles. Apreciable en quien observa y no solo mira.
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Efectivamente Pamela, observar los detalles nos permite descubrir nuevos matices e intenciones y comprender mejor el proyecto. Gracias por el comentario.
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