Skogskyrkogården (Stockholm)****

Abstract: In the Scandinavian countries, cemeteries are integrated into the cities as if they were a park, with plenty of green space where people walk or go jogging and benches where they can rest and meditate.

El cementerio del bosque

Las tradiciones de los países nórdicos suelen agrupar en un mismo lugar un parque al aire libre, que es también el cementerio. Para nosotros, con una cultura muy distinta, resulta chocante comprobar el contraste de las sepulturas junto con mayores y pequeños paseando tranquilamente o simplemente sentados en un banco disfrutando el paisaje.

Uno de los casos más famosos es “El Cementerio del Bosque” (Skogskyrkogården en Sueco) que tiene su orígen a principios del siglo XX , cuando Gunnar Asplund y Sigurd Lewerentz, ganaron el concurso para construir el nuevo cementerio de Estocolmo junto a un gran bosque.

Su una propuesta se basaba en la idea del retorno a la naturaleza, como final del ciclo vital y quizás por ello, todo el conjunto está repleto de lugares y espacios que invitan a la reflexión y al recuerdo. Dentro del bosque, los claros más pequeños acogen pequeños pabellones, mientras que las tumbas se dispusieron entre los pinos.

Lewerentz fue fundamentalmente el paisajista, mientras que Asplund proyectó los edificios principales. Su propuesta, muy respetuosa con el bosque nórdico existente creó un lugar en el que paisaje y construcción se relacionan a la perfección y completó las plantaciones con unos pocos elementos ordenados, que contrastan con la naturaleza libre preexistente.

Los edificios principales se sitúan en un claro junto a la entrada del cementerio, sin alterar prácticamente el bosque existente y parecen formar parte del propio paisaje desde siempre. El último en construirse, el gran crematorio, colocado frente a una gran pradera y un pequeños lago, parece dominar el paisaje.

El Camino de las Siete Fuentes es uno de los pocos caminos rectos y, nos conduce desde la capilla de la Resurección hasta el claro y el montículo mas alto, que es la Colina de la Meditación al que se asciende por un camino de grava.

Así pues, combinado el claro, el gran bosque y los caminos que enlazan las distintas zonas, se fue tejiendo una propuesta que tardo 40 años en acabar de construirse.

Remanso de paz

El paisaje es de una sencillez encantadora. Desde la colina, dominada por 12 olmos se respira la tranquilidad y grandeza de un lugar, un último paisaje donde despedir a los seres queridos con la mayor solemnidad, especialmente en invierno cuando la nieve cubre el suelo.

Todo el conjunto forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco por sus valores y la enorme influencia que ha tenido la propuesta en el desarrollo de la arquitectura del siglo XX.

Ubicación: https://goo.gl/maps/3jZD9wrAsq4vVa7h7

Imágenes © Elena Mostazo y © Pol Mompín

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