Abstract: The «Industriekultur» or culture of industrial heritage in the Rhur basin, recovers and enhances, through a great 400km nature trail, the old industries that dominated the region for decades.
Nuevo paradigma medioambiental
El Landschaftspark Duisburg-Nord se encuentra en la cuenca del Ruhr y fue creado a principios de la década de 1990, en un momento en que el abandono de las grandes explotaciones industriales planteaba el gran reto de cómo abordar la recuperación de estos vastos asentamientos.

El sitio albergaba una planta de producción de acero y carbón que cerró en 1985, dejando el área significativamente contaminada. En lugar de demoler las estructuras industriales existentes, el diseño del parque buscó conservarlas y reutilizarlas, creando una simbiosis entre la arquitectura industrial y el paisaje natural

La propuesta consistió en la creación de un gran parque territorial con el objetivo de recuperar uno de los paisajes más degradados y contaminados de Europa, y así promover un cambio de paradigma medioambiental en la sociedad.

De esta manera en la cuenca del Rhur, nació la Industriekultur o cultura del patrimonio indutrial, que pone en valor a través de una gran ruta de 400km, el pasado industrial del carbón, acero, coque y gas que durante décadas dominó la región.
Innovación y regeneración
El parque paisajístico de Duisburg nació como una propuesta innovadora para su tiempo, con el propósito de ayudar a comprender y aceptar el pasado industrial de la región, otorgándole valor en lugar de percibirlo como un aspecto negativo.


Las casi 200 hectáreas que ocupa el parque incluyen los altos hornos, el gasómetro, los tanques de enfriamiento, las vías férreas, los montones de escoria y las edificaciones que formaban parte de la antigua explotación industrial, todos ellos conservados y reutilizados.

La propuesta de Latz+Partner se vincula estrechamente con el uso y la historia del lugar: una antigua mina de carbón y una planta de producción de acero, que anteriormente habían sido precedidas por una explotación agrícola. Tras culminar sus ciclos de actividad, estos espacios retornan simbólicamente a su estado natural.
El parque hoy
Hoy día, todos los edificios de la antigua fábrica han sido convertidos para dar cabida a las distintas actividades que se ofrecen como eventos culturales, escalada, buceo y múltiples senderos para practicar ciclismo y caminatas.


También se han habilitado restaurantes y equipamientos de comida ligera para poder pasar aquí todo el día.
Visión panorámica
Un alto horno al que se puede acceder por una vieja escalera, se ha convertido en un gran mirador situado a 54 metros de altura desde donde podemos contemplar todo el valle del Ruhr.


Para acceder a la plataforma panorámica, es necesario subir 252 escalones por una escalera metálica, que serpentea alrededor de la vieja estructura industrial.


El mirador ofrece una combinación única para comprender la dimensión y la historia industrial del lugar. También desde aquí se aprecian las chimeneas de otras explotaciones cercanas de la cuenca del Rhur.
Los jardines inferiores
En la parte baja se construyeron diversas pasarelas y túneles que permiten desplazarse por los distintos espacios de la antigua explotación industrial, los cuales hoy conforman distintas salas ajardinadas, cada una con características propias.


En los antiguos silos de almacenamiento del mineral, se crearon grandes zonas de escalada y atravesando los enormes muros, unos toboganes de acero permiten salvar los distintos niveles.



Cada uno de los nuevos espacios tiene su función y su uso: cutural, de ocio, relax, deportivo o conector en función de sus peculiaridades.


El gasómetro, es ahora el hogar de una escuela de buceo, los antiguos tanques de refrigeración son bellos estanques naturalizados y en los montones de escoria nace la vegetación que reconquista sin pausa y de manera decidida, un espacio que le pertenece.

Pero, sin duda, una de las transformaciones más sorprendentes ocurre al ponerse el sol, cuando el parque se transforma de manera espectacular y cautivadora…
Al caer la noche
Se convocaron varios concursos internacionales para seleccionar obras de arte y esculturas para emplazar en este paisaje singular, entre ellos el diseño de una espectacular iluminación que al oscurecer, enciende de colores las siluetas de la antigua factoría.


La magia de los colores se apodera del parque y convierte las viejas instalaciones industrales en un lugar de ilusiones sorprendente, que varia en cada espacio.


Esta original iluminación, que se enciende solamente los fines de semana, atrae múltiples ciudadanos y curiosos que intentan obtener las mejores fotografias.

Algunas empresas ofrecen visitas guiadas nocturnas, que se acompañan de antorchas, en la que además de explicar los antiguos usos de cada espacio, se añade un toque de misterio.




La transformación de la antigua fundición es absoluta y casi nos cuesta reconocer los espacios que recorrimos hace solamente unas horas.


La reconversión de lo que antaño fue la zona más gris y contaminada en un espacio mágico de luz y color constituye una metáfora encantadora y poderosa.


Además, cabe destacar el gran respeto y civismo que la ciudadanía parece mantener respecto a las instalaciones del parque. La ausencia de pintadas o restos de residuos es remarcable.
Gestión de consenso
La mayoría de las decisiones referentes a la gestión del parque, nacen de un consenso entre ciudadanos, el sector privado, sectores profesionales, grupos ambientalistas y distintas asociaciones.

Se trata de una tarea siempre difícil y compleja, pero que resulta clave para alcanzar resultados satisfactorios para todos.
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