Para los amantes de la naturaleza y del paisajismo, uno de los mayores ejercicios de humildad y comprensión, es contemplar la majestuosidad, la simetría y las perspectivas perfectas que forman los campos de lavanda, paisajes únicos que tiñen de tonos azules, lila y violeta, los valles y mesetas de la Provenza durante los meses de verano.
Este paisaje antropizado e infinito, fruto del trabajo de agricultores y campesinos durante décadas, desprende una belleza difícil de igualar y demuestra como con acciones sencillas y persistentes, se pueden conseguir grandes logros.
La lavanda, es una planta con un perfume incomparable y con propiedades extraordinarias que se conocen y explotan des de la antigüedad cuando era usada para ambientar los baños. Más adelante se descubrieron sus propiedades desinfectantes, calmantes y cicatrizantes y en el renacimiento, se desarrollaron los aceites esenciales y el comercio de perfumes, que ha llegado a nuestros días.
Los campos de lavanda, durante la época de floración son capaces de absorbernos por completo, en un paisaje formado por colores suaves azul-violaceos, que pintan líneas perfectas sobre un fondo ocre.
Durante la floración centenares de visitantes detienen sus vehículos para contemplar el los campos de lavanda. A la vez el aroma y el perfume invaden el ambiente creando una atmósfera muy especial.
Existen distintos lugares donde poder contemplar este magnífico paisaje y sin duda, el Plateau de Valensole es una muy buena alternativa por sus grandes llanuras onduladas que permiten observar campos que parecen perderse en el infinito.
Aquí la máxima floración suele producirse durante las primeras semanas de Julio, cuando se practica la cosecha y los pueblos y villas de los alrededores viven grandes celebraciones conmemorativas.
Ubicación: https://goo.gl/maps/SVcsU1i62igWRqjs9
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