Parc del Laberint d’Horta (Barcelona) ****

Abstract: The oldest surviving garden in Barcelona it’s structured in terraces that slowly ascend the slope of the Collserola mountains. It is a neoclassical garden with an important presence of sculptures dedicated to classical mythology and a wonderful plant labyrinth.

Un jardín histórico

El parque del Laberint d’Horta es el jardín más antiguo que se conserva en Barcelona. Su origen parte del encargo de Joan Antoni Desvalls, marqués de Alfarràs, al arquitecto italiano Domenico Bagutti de ordenar su finca, alrededor del palacio situado a los pies de Collserola.

De esta manera, en 1790 empezó la construcción de un gran jardín neoclásico en el municipio de Sant Joan d’Horta, por aquellos tiempos independiente de la ciudad de Barcelona.

El antiguo palacio de la familia Desvalls, era una gran casa campestre construida cerca de un torreón del siglo XII, conocida como Torre Sobirana.

El edificio no encajaba con el imponente jardín italiano que se construyó a su alrededor, por lo que fue transformado entre 1850 y 1855 en un palacio de estilo neo-árabe.

El Palau del Marquès d’Alfarràs, una joya arquitectónica, vuelve a lucir espléndido tras una reciente restauración que ha permitido recuperar toda su belleza.

Un jardín en terrazas

Este jardín histórico se organiza en tres grandes terrazas que ascienden lentamente por la ladera de la sierra de Collserola, donde destacan una importante presencia de esculturas dedicadas a la mitología clásica y sus jardines de tono intimista y evocador.

El jardín neoclásico ocupaba únicamente la parte central de la gran finca original de 50 hectáreas rodeado por naturaleza en estado libre.

Esta naturaleza salvaje, envolvía la vegetación más humanizada y controlada, de un jardín que enfatizaba el poder del hombre sobre ella.

El gran laberinto

En la terraza central descubrimos el laberinto vegetal que da nombre al jardín y junto a su entrada, un relieve representa al famoso mito del Minotauro. Allí Ariadna entregando el ovillo a Teseo, nos advierte de la dificultad de encontrar la salida desde su interior.

Esta es la zona más antigua del jardín donde se concentra la mayor parte del programa iconográfico, con múltiples figuras y escenas mitológicas dedicadas principalmente al amor.

Es por ello que desde el centro del laberinto, una escultura de Eros nos reta a entrar y descubrir el amor pasional que vivieron Ariadna y Teseo.

Tras el laberinto, subiendo las escaleras encontramos una balaustrada decorada con los relieves de Deucalión y Pirra haciendo nacer a sus hijos de las piedras, tal como se cuenta en la mitología clásica.

En la parte alta, dos templetes clásicos situados de manera simétrica están dedicados a Diana y Ariadna. Desde ellos se domina totalmente el laberinto y puede descubrirse su solución.

Sin duda, se trata de uno de los puntos que ofrecen una visión más bella del jardín clásico e invitan a una serena contemplación.

La terraza superior

Ascendiendo un poco más a través del eje principal, llegamos a un canal de agua, construido como un elemento lúdico y recreativo, que marca el inicio de una nueva zona.

Cruzando el canal, ascendemos a la terraza superior presidida por un pabellón neoclásico con pórticos a ambos lados y dos relieves dedicados a los triunfos de las artes y de las ciencias.

Mientras ascendemos por la escalera principal, se abren magníficas viuales sobre el laberinto y la parte baja del jardín.

Detrás del pabellón, se encuentra un gran estanque, cuya función principal era garantizar la reserva de agua necesaria para abastecer todo el jardín.

El estanque se alimenta a partir de un ninfeo presidido por Egeria, la ninfa profética que recostada contempla todo el paisaje que se extiende a sus pies.

El parque del Laberint, que se inició el siglo XVII con un jardín neoclásico dedicado al amor, se completó en el siglo XIX con un jardín romántico dedicado a la muerte.

El jardín romántico

Del antiguo diseño del jardín romántico se conservan solo algunos vestigios y se organiza a partir de una serie de parterres, situados bajo la sombra de grandes árboles, donde el agua es el hilo conductor.

A partir de una cascada situada en la zona más alta se van disponiendo distintos elementos que recrean un escenario de canales y puentes, la isla del amor, el refugio del campesino, la cabaña del ermitaño y en el extremo final un falso cementerio junto con las ruinas destinados a sobrecoger el ánimo y sorprender al visitante.

Se conserva también una puerta china, de un antiguo jardín oriental hoy ya desaparecido, una muestra más que el Laberint d’Horta es un auténtico jardín-museo, donde el paisaje enfatiza la dualidad entre neoclasicismo y romanticismo.

La singularidad y calidad del conjunto, debería ser argumento suficiente como para apostar con determinación por medidas más enérgicas sobre su conservación y preservación, que pongan en su justo valor este jardín, único en Barcelona.

Ubicación: https://goo.gl/maps/DCq8HZEEjrWSUxzy8

Imágenes © josepmmompín. Se permite uso no comercial citando la fuente http://www.visitandojardines.com

Deja un comentario