Le Jardin des Cinq Sens (Yvoire) ***

Abstract: On the shores of Lake Leman there is a renovated garden that reproduces the atmosphere of medieval gardens, divided into different rooms separated by hedges, where nature test our senses.

Orígenes medievales

El Jardin des Cinq Sens, se encuentra en Yvoire, una encantadora ciudad medieval situada a orillas del Lago Lemán y que está considerada una de las más bellas de la Alta Saboya.

Yvoire ha perdurado prácticamente inalterada desde principios del siglo XIV, cuando el Conde Amadeo V de Saboya, la convirtió en una fortificación inexpugnable por su ubicación estratégica.

Château d’Yvoire

Por encima del resto de edificaciones, destaca la silueta del castillo alrededor del cual durante el siglo XIX el Barón François d’Yvoire, gran aficionado a la botánica, plantó distintos ejemplares de especies raras en la zona, que sobrevivían aquí gracias al microclima del lago.

Con el tiempo, buena parte del jardín quedó abandonada, hasta que a finales del siglo XX los propietarios iniciaron la recuperación de una de las parcelas, con un nuevo proyecto que conservaba algunos árboles pre-existentes.

Estructura laberíntica

Hace más de 30 años Yves y Anne-Monique d’Yvoire, empezarón a implementar una estratégia, que inspirada en la estructura de los jardines medievales, permitiera dar vida a un nuevo jardín.

El diseño del Jardín, hoy segregado del castillo, a pesar de no ser una restauración reproduce el ambiente de los jardines medievales y está dividido en distintas estancias separadas por setos, donde se cultivan flores y hortalizas.

Siguiendo el hilo de los viajes iniciáticos medievales descritos en la Divina Comedia o El sueño del Polífilo, el protagonista recorre una pradera de flores -representada aquí por el prado alpino- para posteriormente ingresar en un denso bosque de recorridos confusos. 

A partir de este punto, los recorridos siguen una estructura laberíntica, donde cada persona debe trazar su propio camino y disfrutar la experiencia.

Jardines para los sentidos

Los setos de carpes y empalizadas de frutales, forman un laberinto y delimitan cuatro pequeños jardines temáticos dedicados a los sentidos: la vista, el tacto, el gusto y el olfato. 

A diferencias de los jardines tradicionales, aquí se nos invita a mirar, tocar, oler e incluso degustar las plantas que vamos encontrando, debidamente etiquetadas para facilitar su identificación.

Justo en el centro del conjunto, una pequeña pérgola esconde una fuente de pila donde se acercan a beber y bañarse las distintas especies de aves e insectos que visitan el jardín.

Y es que el quinto sentido, el oído, está representado a través del canto de los pájaros y los murmullos del agua, entremezclándose con el sonido de los pasos sobre la grava o el zumbido de los insectos.

La gestión ecológica del jardín, donde no se aplican plaguicidas químicos facilita mucho la presencia de abundante fauna auxiliar.

El Claustro vegetal

Dejando atrás los jardines de los sentidos, entramos en un claustro formado por setos de carpe que nos traslada a la atmósfera romántica e íntima de los jardines medievales.

Es un lugar impregnado de simbolismo que evoca del mítico Jardín del Edén, dividido en cuatro partes por los ríos que nacen del centro y parten en todas direcciones.

El ligero sonido del agua contenida en la pila y la vegetación recortada, muestran aquí como el hombre es capaz de controlar a su gusto la naturaleza cercana.

Vuelta al orígen

Saliendo del claustro regresamos de nuevo al punto de partida, el Prado alpino rebosante de flores donde se rinde homenaje a la riqueza cromática y estética del mundo vegetal.

Abierto habitualmente desde abril hasta principios de octubre, el Jardín de los Cinco Sentidos está clasificado como «Jardin Remarquable» por el Ministerio de Cultura francés.

Ubicación Maps: https://maps.app.goo.gl/28KJgHhENRDMJ6P68

Imágenes ©josepmmompín (Se permite uso no comercial citando la fuente http://www.visitandojardines.com)

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