El Campo Grande (Valladolid) ***

Abstract: Campo Grande represents a fine example of the integration of urban history, the site’s landscape design, and a current management model focused on biodiversity conservation, making it an important heritage asset for Valladolid.

Un lugar con historia

El parque de Campo Grande, con sus 11,5 hectáreas constituye el principal espacio verde urbano de la ciudad de Valladolid y es uno de los ejemplos más representativos del paisajismo romántico del siglo XIX en Castilla y León.

Durante el siglo XV, este gran parque era un terreno comunal donde se plantaban huertos y pastaban los animales de los vecinos. En el siglo XVIII, fue rodeado por el crecimiento urbano y se plantaron varias hileras de árboles para delimitar su perímetro.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, se encargó al jardinero catalán Ramón Oliva el diseño de un parque público, que formalizó con trazado romántico y algunos detalles pintorescos de elevada carga simbólica.

Su configuración actual responde a un proceso evolutivo constante que ha combinado valores históricos, ecológicos y arquitectónicos, convirtiéndolo en un referente de jardín histórico y espacio de biodiversidad urbana en el centro de Valladolid.

Arquitectura paisajista y elementos estructurales

El Campo Grande responde al modelo de jardín romántico-naturalista, con paseos cruzados por caminos orgánicos, parterres sinuosos, glorietas ornamentadas, bancos y barandillas que imitan troncos, y piezas de agua naturalizadas que transmiten serenidad y reposo.

También cuenta con un lago con isletas y una montaña artificial con una gruta.

Allí en 1879, se instalaron varias estalactitas compradas en la cueva de Atapuerca. Esto provocó un sonado conflicto entre Valladolid y Burgos, que se zanjó con su devolución

Cabe destacar también las pajareras históricas, como la faisanera (1914), el palomar modernista (1932) y una tercera pajarera de mediados del siglo XX, todas ellas bien integradas en el entorno ajardinado que las rodea.

Otros elementos arquitectónicos singulares destacados son la Fuente de la Fama (1883), alzada en honor al alcalde Íscar, impulsor de la construcción del parque, y la Fuente del Cisne (1887), que inicialmente se proyectó para otro jardín y, más tarde, se trasladó a Campo Grande

La Fama alada es, en la mitología, la mensajera de Júpiter, que viaja narrando las excelencias de los grandes hombres. Frente a ella pueden verse una curiosa concha con tritones y una singular copa de bronce, que complementan el decorado emocional del jardín.

Todos estos elementos reflejan la voluntad estética y funcional del diseño original, que concebía el parque como un espacio de reflexión, contemplación recreativa y educación naturalista.

Composición vegetal

La heterogeneidad botánica junto a su madurez ecológica, confiere al parque un alto valor paisajístico y microclimático, actuando como pulmón vegetal en el centro de la ciudad.

Alberga más de 60 especies de árboles y arbustos, tanto autóctonos como exóticos, como los Cedrus libani, Platanus x hispanica, Salix babylonica, Tilia cordata, Aesculus hippocastanum, Fagus sylvatica, Taxodium distichum, Secuoyas o Ginkgo biloba, entre otros.

Algunas zonas de sotobosque están plantadas con arbustos exóticos, como los bambús de la isleta donde se esconde el dios Neptuno.

En general, predominan las plantas cubresuelos como la hiedra común y la vinca, junto a algunas superficies de pradera.

Fauna y biodiversidad

Gracias a una gestión evolutiva y respetuosa con los procesos naturales, el Parque del Campo Grande constituye un punto de notable interés para la conservación de la biodiversidad en el entorno urbano vallisoletano.

Su estructura vegetal madura con variedad de hábitats, una masa arbórea densa, la presencia de zonas abiertas, zonas de agua y sotobosque arbustivo, ha favorecido la instalación y permanencia de diversas especies de animales, tanto autóctonas como introducidas.

Habita aquí una importante colonia de pavos reales (presentes desde finales del siglo XIX), junto a faisanes, patos mandarines, cisnes, etc., muchos de ellos en régimen de semilibertad. Junto a ellos cohabitan aves acuáticas salvajes como fochas y gansos, que se acercan atraídas por el entorno.

También destaca la presencia habitual de numerosas ardillas rojas (Sciurus vulgaris), cuya población se mantiene estable gracias al arbolado continuo y la disponibilidad de alimento, así como una notable colonia de murciélagos que se benefician de la abundante entomofauna.

© Imagen aguilas del Ayuntamiento de Valladolid y la asociación Pennatus

Además, desde 2023 se ha documentado la nidificación estable de una pareja de águila calzada (Hieraaetus pennatus), que ha logrado reproducirse en el parque durante dos temporadas consecutivas, una bella evidencia de la madurez ecológica y su funcionalidad como refugio para la fauna silvestre.

Ubicación maps: https://maps.app.goo.gl/Vm2p26WrtDrZmzi79

Imágenes ©josepmmompín Se permite uso no comercial citando la fuente visitandojardines.com

pd. Este post va dedicado a mi amiga Pinci, infatigable compañera de redacción en Paisajismo y apasionada defensora de su querida Pucela natal. ¡Mil gracias!»

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